El 16 de junio de 1962 es recordada como una de las fechas más importantes del fútbol chileno, pues ese día la selección nacional venció por 1-0 a la escuadra de Yugoslavia, alcanzando así el tercer lugar del campeonato mundial de fútbol profesional.
La organización del mundial del 62 en Chile es considerada toda una hazaña, ya que el gran favorito para realizar el evento en Sudamérica era Argentina, sin embargo gracias a las gestiones de la Federación de Fútbol de Chile, encabezada por Carlos Dittborn y Juan Pinto Durán, en 1956 la FIFA otorgó la organización del torneo a Chile. Lamentablemente, ambos murieron antes de comenzar mundial.
La organización no estuvo exenta de complicaciones, siendo la más grave el terremoto de Valdivia en 1960, que dejó miles de muertos y una gran destrucción de obras materiales en diferentes ciudades del país. Pese a ello, y con dineros aportados por la FIFA, la organización siguió adelante, pero con sólo cuatro sedes: Santiago, Rancagua, Viña del Mar y Arica.
Muchas son las diferencias entre los mundiales de hoy y los que se celebraban entonces, particularmente el de 1962. En ese tiempo eran 16 los equipos que disputaban la copa, y todos los jugadores del equipo nacional actuaban en el medio local. Por aquellos años recién estaba llegando la televisión a Chile, y si bien los partidos se emitían en directo, la mayoría de las personas los escuchaba a través de las radioemisoras. A pesar de eso, el país entero, desde el 30 de mayo hasta el 17 de junio, se conmocionó con la experiencia de ser sede de un mundial de fútbol, el deporte con mayor cantidad de seguidores en el planeta.
El director técnico de la selección era el laborioso Fernando Riera, y contó, entre otros, con las figuras de la Universidad de Chile: Luis Eyza guirre, Leonel Sánchez, Carlos Campos, Jaime Ramírez, Sergio Navarro y Carlos Contreras. De Colo Colo jugaban Misael Escuti, Mario Moreno y Jorge Toro. De la Universidad Católica estaban Armando Tobar y Alberto Fouillioux. El equipo también lo integraban Raúl Sánchez de Wanderers, Eladio Rojas de Everton, Honorino Landa y Manuel Rodríguez de Unión Española.
La organización del torneo reportó alrededor de unos 20 millones de dólares de la época, lo que permitió avanzar en infraestructura deportiva. Además el país recibió donaciones de la FIFA para apoyar las labores de reconstrucción tras el terremoto. En la década de los 60 Chile era un país muy pobre, y el desarrollo del mundia
l se caracterizó por la austeridad. En ese contexto, adquieren relevancia las palabras de Carlos Dittborn, fallecido tan sólo un mes antes de comenzar el evento, en su discurso para postular a Chile como sede del mundial: “Porque no tenemos nada, queremos hacerlo todo”.